El primer día en Buenos Aires me encontré con algo que en Europa es difícil de encontrar. La gente es muy amable. Si preguntas algo te responden con mucho gusto. Te ayudan.
Llegue con mis maletas a un centro comercial, tenia que esperar a Melina, la chica de que me iba a hospedar, tenia 7 horas. Nati, una prima que había estado el verano pasado en Buenos Aires, me conecto con un amigo suyo y quedamos de encontrarnos.
Para llegar tenia que coger el metro o como le dicen acá el subte y luego un autobús.
Llegue a la estación con mis maletas y estaba mirando el mapa, de repente una señora se me acerco, me indico que subte tomar y donde debería cambiar de línea, camino conmigo, me contó que en los buses no reciben billetes y me pregunto si tenia monedas, respondí que no, así que me regalo 2 pesos en monedas para que no tuviera inconvenientes pagando el autobús. No me quiso recibir un billete de 2 pesos.
De vuelta al centro comercial me subí en otro autobús y se me olvido lo de llevar monedas. Un Peruano que estaba sentado cerca de la maquina de tickets me regalo las monedas necesarias para comprar el pasaje.
Llegue al punto de encuentro, donde me tenía que ver con Melina, como buen Colombiano llegue tarde 30 minutos. No la encontré así que busque un teléfono público, ¡no tenia monedas! Entre a un restaurante a cambiar un billete de 10 pesos, la cajera con mucho gusto accedió, abrió la caja registradora, se dio cuenta que no le alcanzaban las monedas y me devolvió el billete mas 2 monedas con las cuales llame y me encontré con Melina.