jueves, 12 de mayo de 2011

Haciendo dedo de Utrecht a Paris. ¡Salvados de nuevo!


No se pudo a Paris, intentamos con Bruselas
Salimos de la casa de Gepke, Holandésa que nos hospedo en Utrech y la cual había estado en mi casa en Cali hace dos años, ella nos había dejado las llaves de su casa porque se fue de paseo, habíamos  decidimos hacer dedo (Hitch-hiking) hasta parís, cerramos la puerta y dejamos la llave tal cual como nos había indicado ella.
Llegamos  a un punto de la carretera donde se supone que hacer dedo es muy fácil, teníamos un letrero que decía Paris, pasaron las horas y nada. Decidimos cambiar el aviso de Paris a Bruselas ya que esta ciudad esta mas cerca. Igual nadie nos paro. Cambiamos de nuevo el aviso de Bruselas a Breda, una ciudad pequeña de Holanda, que esta aun mas cerca que Bruselas. Al fin un carro paro… era la policía. Nos dijeron que en un Highway (carretera rápida) no se puede hacer dedo, nos salvamos de la multa porque no somos de la unión europea y ellos sabían que igual no íbamos a pagar.
Eran casi las 6 de la tarde, frustrados y cansados nos devolvimos a Utrecht, recordando las frases de la gente que nos decía 
–Hacer dedo a parís es muy fácil, en 10 minutos consiguen algo–.
 Pensando y pensando nos dimos cuenta que las personas que nos habían dicho eso eran mujeres, rubias, ojiclaras y altas ¡claro¡ si se paran en la carretera con minifalda, les sobran carros para llevarlas.

Jasmijn!
Pero ahora nuestro problema no era llegar a Paris, el problema era donde quedarnos. Hacia un frio tipo Bogotá en la noche, un viento como para elevar cometa, cansados de estar parados todo el día y con poco dinero. Preguntamos en la calle por un hostal triple B, pero solo sabían de hoteles que estaban muy, pero muy fuera del presupuesto. Ya entrada la noche nos acercamos a unos policías, les preguntamos y su respuesta fue la misma y de repente paso lo inesperado, una chica que iba en su bicicleta, cosa que hacen la mayoría de holandeses para transportarse, escucho la pregunta y así, sin mas ni mas, nos dijo 
Compañeras de casa.
–si quieren vengan conmigo y se quedan en mi casa–. Obviamente aceptamos.

Jasmijn, reportera de televisión apasionada por lo que hace, junto con sus amigos de casa nos acogieron muy bien esa noche e incluso al día siguiente nos llevo al terminal de buses y nos regalo unos pancakes tradicionales de su país. ¡Jasmijn nos salvaste esa noche, Gracias!



El dia después, en la estación de bus.
Tomamos bus hacia Paris porque no somos rubias ni tenemos tetas  para que nos paren en la vía.